¿Cuántas veces hemos escuchado que en la vida tenemos que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro? A mi parecer desde que tenemos uso de razón y dentro de lo más remoto del pasado en que puede viajar nuestra mente. Podemos asegurar que ya nuestro razonamiento podía asimilar dichas palabras.
Y así hemos crecido, hemos vivido y poco a poco hemos construido nuestro trayectoria de vida y logramos moldear un destino que quizás solo ha jugado con nosotros al hacernos creer que lo derrotamos, modificamos y que quizás, nos permita pensar que somos más astutos que él.
Hoy me detengo un momento en mi vida.
Y esa frase hace añicos mi lógica.
Si, efectivamente he plantado árboles, plantas y recuerdo bien que en la primaria hasta un frijol hice germinar. En este rubro de mis pendientes de vida. ya me puedo permitir tildar la casilla de esa encomienda en mi historia personal.
Pero ahora viene la parte del hijo. Veo a mi alrededor y en mi cama existe un lugar aun vació. Estoy más allá de la mitad de mi vida. Y miro a mi alrededor, y acepto que no tengo más fortuna que mis pensamientos y mis sentimientos.
Es irónico pensar que se puede extender un cheque con la precisa cantidad de mis deudas materiales y llevaran por si más ceros a la derecha de lo que quisiera. Y mirando mi cartera acepto que todas mis pertenencias pueden estar dentro y aun con todas ellas reunidas. Se que sobra mucho espacio entre los compartimientos de la piel ya envejecida por el tiempo.
Siempre he creído que para tener un hijo se necesita una responsabilidad, se necesita atención y se necesita sobre todo una solvencia socioeconómica. Y llenando mi solicitud me doy cuenta de que en estos apartados simplemente no puedo tildar las casillas.
No estoy en contra de las familias que a pesar de todo tienen hijos, les procuran, los cuidan y tienen muchos momentos felices, que a pesar de que a veces están formados en las filas de las casas de empeño para dejar sus pertenencias y comprar uniformes y útiles escolares. No cambia el ver una sonrisa de esos pequeños cuando juegan, cuando reciben un abrazo y cuando su papá y mamá son sus máximos héroes de vida.
Más tengo que ser franco conmigo mismo y aceptar que esto de enamorarse, casarse, tener hijos, verlos crecer, tener nietos y al final quedar en una misma tumba. Sencillamente no es lo mío.
A veces de pequeño miraba a aquellos humanos que a pesar de su cabello ya blanco y las arrugas en su rostro aún se mantenían en una fehaciente soltería que los conllevaba a estar en soledad por convicción.
Los miraba como caminaban por la calle con el diario bajo el brazo, mirando el piso por donde pasarian y que su rostro no denotaba angustia por entrar a un restaurante a comer en compañia de las 4 sillas que comúnmente rodean las mesas.
Ahora entiendo aquellas personas solitarias. que pueden disfrutar de una copa en un bar y que gozan de la compañia silenciosa de los cacahuates y del cenicero con la inmensidad de colillas por los cigarros que se han reducido a cenizas, como se reduce a cenizas el tiempo de su vida que ha quedado atrás.
Y ahora comprendo porque a pesar de la soltería, de la soledad y de su mundo tan propio. Esas mismas personas llegan a la casa de los hermanos, de la familia y de los propios padres. En esas fechas gloriosas de nuestro calendario anual.
Día de la Madre, Dia del Padre, Navidad, Año nuevo, Cumpleaños, Etc. Y aun pueden derramar amor, cariño y cordialidad con los sobrinos, con los amigos de los sobrinos y hasta para aquellos perros que mueven la cola o de los gatos que juegan entre el laberinto que forman las piernas.
Son esos humanos que se posan con desenfado en el marco de la entrada de la casa. Con ese temor que nunca perderán de dar esos pasos para adentrarse a ese mundo familiar.
Pero que al mismo tiempo en su rostro se esboza esa sonrisa que alegra a todos los que han esperado su llegada.
Y ahora los entiendo porque yo soy así. Me gusta mi soledad, me gusta caminar al trabajo con mis audífonos al oído y mi diario o un buen libro que leer entre mis manos.
Se que en este mundo todos somos el engranaje que mueve la vida. Pero existen por ahí. mecanismos que funcionan sin relación directa con otras tuercas, tornillos, bandas o circuitos.
Mi vida la defino como aquellos bomberos, médicos, policías, técnicos y todo aquellas personas que sacrifican sus días feriados, sus fines de semana e incluso su merecido descanso por estar haciendo las actividades que se necesitan para que los otros estén en su casa disfrutando de la compañia de sus seres queridos. celebrando las clásicas fiestas o simplemente gozando del tiempo que se dispone con su esposa, hijos y familia.
Y no por eso. Han dejado de amar, han dejado de sentir o han dejado sencillamente de vivir. Afortunadamente en mi vida he gozado de sonrisas, de muestras de cariño, de triunfos, he sentido que es amar y he tenido el privilegio y honor de sentirme y saberme amado.
He podido mirar a través de mis ojos. Los logros de los demás, la sonrisa de aquel familiar o amigo que terminó con orgullo aquellos estudios que les costó noches en vela por querer entender en 7 hrs lo que no entendieron en 2 meses y aun a pesar de ello lo lograron.
He sonreído y caminado en círculos en la sala de espera por acompañar a mis seres importantes en la sublime angustia por esperar la llegada de un nuevo miembro de la familia.
Llegue a mirar a aquellos aventureros que con mochila al hombro se lanzaron a la conquista de un mundo nuevo, aquel que al final lo hicieron propio y lo llamaron y bautizaron con su propio nombre y con la bandera en alto de los objetivos, metas, sueños e ilusiones cumplidas.
He mirado también caer a muchos de la cima. Hoy al correr el tiempo algunos como yo, aún no saben como levantarse. Se que es una obligación hacerlo, más el peso de las penas del alma son toneladas que aún no se pueden quitar. He vivido esas ilusiones y sueños que han sido adelgazados tanto como el grosor de un ala de mosca.. (pésima comparación, pero irónicamente así parece) y que entristecieron el alma. porque jamás pudieron ser.
Alguna vez quise tomar la filosofía. de «Mira a quien esta abajo» Y les comento que mi alma se hundió más en la obscuridad del abismo.
No, por lo deprimente que puede ser en ocasiones el mirar a los demás de esa manera. Al contrario observar a una persona sin brazos, sin una u otra pierna, sin que sus ojos puedan mirar, sin que su boca grite una palabra o que no pueda escuchar el murmullo del aire. Me admire de que esas personas que han sufrido un impedimento físico o una debilidad emocional. Muchas veces han demostrado que son más fuertes y con más perseverancia que los que tenemos nuestro cuerpo completo y con todas sus habilidades… Esto último es lo que me devasto y me hundió unos kilómetros más en mi pozo sin fondo.
Vaya que mi alma se va a la obscuridad de la depresión y a la desesperación de mi espíritu.
Pero creo que ya aprendí a caminar por la obscuridad sin temor alguno…
Así que mi misión de vida no incluye un hijo.. No es parte de las líneas que he escrito como destino de mi ser.
Ahora ¿Pensar en el libro?…
Vaya que es una encrucijada… En este presente y con la modernidad en la punta de nuestros dedos. He leído muchísimas palabras, redactadas por tantas almas que le dan sentido en sus oraciones y frases a lo que una o varias palabras por sí mismas carecería de valor y congruencia.
Me detengo a pensar. ¿De qué escribiría ese libro?
No tengo estudios suficientes para especializarlo en una materia o ciencia que pueda ayudar a cualquier tipo de estudiante…
¿Ahora recetas de cocina? Mis habilidades con la estufa, el microondas, el refrigerador, y los utensilios de cocina. Se reducen a manejar con destreza absoluta el abrelatas y oprimir el botón start 3 veces para calentar los alimentos enlatados y poner después en recipientes los excedentes de comida para mandarlos con Chilli Willy al frigorífico..
Otro tema interesante seria. Un cuento, novela. o historias cortas. Más creo que no seria buena idea el que apareciera hoy en día una Caperucita Amarilla, los tres cerditos y el taquero feroz o Ali-baba y sus empleados de empresa de seguridad bancaria.
¿Novelas? A menos de que escriba «Serafines y Drunes» esperando que Dan Brown no me demande por la «similitud» con su Best Seller Ángeles y Demonios.
No me culpen, que hasta Televisa hace Remake de las telenovelas de antaño por carecer de mentes creativas. Y vean que ahora nos amenaza el cine con sus trilogías, las partes XIII y las más adelantadas versiones de cualquier éxito de antaño.
Es más, hasta nos alegramos por ello. ¿Quién no volverá a Bailar esa de «Tengo una bolita que me sube y me baja» ? del reencuentro de los Garibaldi o quien no cantará esa canción de » Te quiero tanto, tanto, tanto» con OV7.
Cuando en nuestro lado retro solo estamos esperando por encontrar esas nuevas versiones en mp3, para anexarlas a nuestra actualizada biblioteca musical. Haciendo del cinismo un arte por bajarlas de la red, pero recompensando a nuestros artistas al adquirir esos boletos de luneta 4 para irlos a ver y brincar, cantar y bailar con ellos en sus presentaciones aunque al otro día estemos con unas píldoras anti-reumas y una pastillas de las Halls para refrescar la garganta.
Y pensé finalmente en un libro de autoayuda y superación. Imagine en escribir algo similar a ¿Quién se ha llevado mi queso? Pero ahora que recuerdo he olvidado si los personajes eran ratones o políticos que le robaron los huesos. Pase a optar en algo similar a La Ley del Secreto del poder y la atracción. Y entusiasmado me levante para tomar pluma y papel y escribir «El poder está en Tí, levántate baquetón y ponte a trabajar» Pero mire a mi puerta y vi pegado ese cheque que tenía la cantidad de 1 millón de pesos y que por ser de juguete jamás lo he podido cobrar, pero que el poder de mi atracción me llevo a comprar en la papelería un formato de cheque y llenarlo con letra de molde y decir un día será real y no me equivoque es más que real el méndigo cheque. Aun sigue pegado ahí, después de varios años. Ahh esos bacilos me engañaron con su canción del primer millón… ¿Podré demandarlos?.
decidí dar mi último esfuerzo y opte por escribir algo espiritual. Algo como «Conversaciones con Dios»
Portazo que me doy. Me olvide de que estoy peleado con Dios. Y que ni el Whattsapp me tiene agregado. Su mail está saturado, así que no lo escribo y las veladoras que tenía.. Pues fui a venderlas ahí afuera del templo de San Judas Tadeo. Ya saben el cigarro es mi vicio y pues de fumarme la parafina, mejor hice un buen trueque.
Así que por eso he desistido. De escribir un libro….
A pesar de todo agradezco a quien me dio ánimos para creer que podría escribir un libro.
Pero sé que nadie lo leería. Al menos creo que sí, porque este prólogo está dedicado a: …
Dedicado a Todos (as)…..
Quien a pesar de todo, han creído en este humilde ser que soy yo…..
Quizás no escriba el libro en papel, quizás nunca llegue a un editorial. es más ni estará en Sanborns , en las librerías Ghandi o en los libreros de alguna casa..
Ni creo que ayudará a nivelar una mesa, el refrigerador o un escritorio…
Pero te agradezco ese impulso y el creer que un día le hubiera llegado a lograr…
Ahora en este momento es cuando GRACIAS una sencilla palabra. Reúne mi más profundo sentir hacia Tí….
«GRACIAS»
En otro caso, creo que seria imposible que alguien leyera lo que un pobre diablo como yo puede escribir.
Tuve el genial pensamiento de venderlo en Combo con el Libro de López Obrador… O quizás anexarle unas páginas con dibujos para colorear. O mejor aún con alguno que otro sudoku o Crucigrama…
O en compra del libro. les doy 50 tarjetas de Toy Story o de los luchadores de la Triple A
Pero no.
Por eso lo dejo aquí.
«Como el Prólogo del libro que nunca escribiré»
Me voy a adoptar algunos gatitos y perritos y a leer el Sensacional de Mercados y escribirles a los editores por tan buena lectura que nos dan.
No seré escritor, pero si un excelente critico de lectura popular.
Y así podre tachar esos otros 2 pendientes de mi vida.
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